martes, 18 de octubre de 2011

Onírico

A Mariel.

A veces pasa. Y ahora formo parte de eso.

Uno se deja llevar por el acompasado vaivén de lo mundano, y queda envuelto en mundos de poesía.

¿Qué ángeles acarician tu sueño, pájaro luminoso de las noches? Puedo verlos flameando en tu cielo y arrullándote al compás de los cometas, en una apacible sinfonía escrita con notas de luz, en el inmenso pentagrama del universo. ¡Cuántos deseos podrías robarle a ese firmamento hecho sólo de estrellas fugaces!

Pero no hay cielo sin tierra desde donde observarlo; la tierra que es salto, piedra, agua y recuerdo. Verde paz sobre la hierba y árbol sin tiempo.

¡Qué bello ahora, bailar las canciones secretas que esconde la brisa nocturna, y soñar con estanques de luciérnagas danzando el croar de las ranas!   ¡Cómo no volar con ellas, entre las frescas y oscuras fragancias de la bruma!
 
 
Ahora tengo que alejarte de ahí, y muero un poco al pensar que bastará un roce de pieles para desmoronar algo delicadamente único.

El tren va a detenerse en la estación, tu estación. Y es mi terrible deber el despertarte.

Reconforta saber que todo lo efímero y lo hermoso, vive para siempre en algún lugar del alma.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mar

Te quiero mar.
Con olas que me ahogan y gaviotas que me inspiran a volar.

A nadar tus profundidades de mujer.
A aferrarte arena entre mis manos.
A derretirme ocaso en tu orilla.
A surcarte barco.
A saberme botella misteriosa.
A amarte muelle sereno.

A sentirme sal entre tus labios
y estrellarme al fin espuma entre tus rocas.

Sarmiento

     Notas.
     Metálicas notas.
     Infinitas notas.
     Melodías de eternos resplandores, que brillan en el firmamento de las ideas, engarzadas en los anillos de los Dioses. Clímax planetario soñado por Holst en una suite de ternura extrema.

     Mis oídos estaban llenos de música. De la música que embellece e ilumina los abismos sempiternos de nuestra alma, que nos trae redención y gloria, que trepa las escarpadas colinas del espíritu humano y nos eleva hasta que en un orgasmo hecho de rayos de sol... descubrimos que estamos arriba del tren, que al señor de al lado le preocupa que el Rojo volvió a empatar, y que nos acaban de afanar el walkman.

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