Arriba, sólo estrellas acompañando a la luna carcomida de sombra. Abajo, el tempestuoso susurro de las olas que esperan el sol para vestirse de verde.
En la arena oscura de la costa, las huellas crujientes se iban tatuando como débiles recuerdos; entre abrazos trenzando tinieblas intangibles.
Negrura compartida, con la promesa del alba. Alientos que se exhalan juntos y se unen en el fuego de la playa.
Calor, que se consumía en el aire salado; trayendo el arrullo del mar.
Mentes que se pierden.
Letargo.
El silencio del océano que espera el sol.
Me fui con ella, por el lugar donde todavía se encontraba la noche. Buscando el tiempo perdido.
El agua iba a borrar nuestras huellas.
El día implacable traería la luz, y la luz siempre marca el final.
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