domingo, 11 de septiembre de 2011

Tú No

      Resultó ser que un buen día, Dios tuvo que partir.
      Reunió a sus discípulos y habló directo a sus corazones, a sus almas, a lo más profundo de su ser.
      - Hijos míos, Hermanos míos, Padres míos. Iguales a mí en todo, cada uno de ustedes. En vosotros está la creación y la vida, y en vosotros está la capacidad de ser un milagro, un suspiro de belleza, un pedazo de cielo.
      - Los conmino a que labren un hermoso destino, a que procuréis ser felices, y a que transitéis por esta Tierra en Paz. Sed buenos con todos y en todo, empezando por vosotros mismos. No os traicionéis, no os humilléis, y sed siempre libres y alegres. Que para esto tenéis la vida.
      Y resultó que los hombres oyeron y se regocijaron, y ejecutaron planes para el futuro…

Generaciones…

      Y así hablaron los Hombres Santos tiempo después:
      - Es bien sabido que Dios nos ha elegido para ungirnos con su Sabiduría. Pero muchos otros ignorantes e infieles, aún permanecen en la oscuridad del paganismo. Hemos de ser el rayo de luz que ilumine sus espíritus, más las palabras de Dios son complejas y valiosas para ofrecerlas sin contemplaciones. Estas enseñanzas han de ser digeridas y trasmitidas sin demora, pero con palabras que no lleven a malas interpretaciones, a excesos o al pecado. Los infieles no son los culpables de su situación, nosotros nos haremos cargo de sus almas condenadas.

Generaciones…

      Y así hablaron los Hombres Santos tiempo después:
      - Porque sabed que Dios ha hablado, y la Divina Providencia ha determinado que seamos nosotros las voces de Dios. Y para que no se tergiverse su Santa Palabra hemos decidido escribirlo todo, para la posteridad y para Ustedes sus Hijos.
      Y los hombres escribieron la Palabra de Dios, que aún resonaba en los corazones de algunos:
      “Yo soy Vuestro Dios el Todopoderoso, y les ordeno cumplir mi mandato, en forma de éstos mandamientos labrados en las Piedras de la Ley:

     1. Procuraréis ser felices.
     2. Sed buenos con todos y en todas las cosas.
     3. No traicionéis a Vuestro Señor.
     4. No humilléis a Vuestro Señor.
     5. Gozaréis de la Libertad que recibisteis de Vuestro Señor en tanto cumplas sus mandamientos.

      Pues Yo soy la Vida, y tengo el don de Recompensar si mis leyes son cumplidas y de Castigar a los herejes.”
     
Generaciones…

      Y así hablaron los Hombres Santos tiempo después:
      Porque Dios ha hablado en sueños, y ha dicho que debéis ser guiados a un destino único, el destino de Servir a Dios. Sólo en la Servidumbre alcanzaréis la gloria.

Generaciones…

      Y así habló el Hombre Santo tiempo después:
      - Es el mismo Dios el que habla por mi boca. El que les ordena reprimir sus impulsos y apetitos, el que les dice que sois impuros, que nacisteis en el pecado, y moriréis en él a menos que aceptéis a Dios e imploréis su perdón.

Generaciones…

      Y así habló el Hombre Santo tiempo después:
      - Dios avalaría nuestra causa. Ésta es una guerra justa, y nosotros nos encontramos del lado de la libertad y la Paz. Debe de haber guerra para que haya Paz. Debe correr sangre hoy, para que no corra sangre en el futuro. Quizás no lo veamos, pero Dios vela por nuestro futuro. Es nuestro deber el limpiar el camino. Así está escrito, y así se hará.

Generaciones…

      Dios volvió a la Tierra tiempo después. Y su llegada causó gran revuelo: ¿Traería la espada de la guerra? ¿El castigo de los pecadores?, ¿El Juicio y la Condena de aquellos que se negaron a servirlo?
      Así habló Dios en su regreso a la Tierra:
      -¿Qué habéis hecho?, ¿No os dije que seáis buenos, felices y libres?
      Los hombres se miraron extrañados, y pensaron largo rato. Por primera vez en mucho tiempo se miraron los unos a los otros, y por primera vez en mucho tiempo; estuvieron de acuerdo en algo.
      Y así hablaron los Hombres:
      - No. No nos has dicho eso. Hemos leído los libros, hemos cumplido los mandamientos, y hemos abrazado el destino de la servidumbre. Tú no eres nuestro Dios.
       Así hablaron, y hablaron con verdad, matando a Dios con las palabras.

      Y esa fue su segunda muerte, pues hacía tiempo que Dios había muerto en los corazones de los hombres…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy genial tu cuento. Muy distinto de los otros...

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